CROSS CUERDA LARGA 2011

En ciertos momentos, en pleno esfuerzo, he llegado a plantearme el porqué de correr por montaña. Sin embargo, hoy ha sido uno de esos días en los que he disfrutado tanto, que hacen que se disipen todas esas pequeñas dudas, y te recargan de energía para superar esos momentos difíciles que seguramente llegarán.

Hace un año me estrené en el mundo del trail running  con este Cross de Cuerda Larga. Ese día sufrí y disfruté a partes iguales la dureza de las carreras de montaña. Este año ha sido diferente; puede ser por los más de 400 kilómetros y algo más de 25.000 metros de desnivel positivo superados entrenando por el monte, o por la experiencia acumulada en cada una de las 7 carreras de montaña en las que he participado, pero en esta edición solo ha habido tiempo para el disfrute.

El recorrido, comienza con la subida a la Najarra, donde se producen algunos tapones en los pasos más estrechos. En apenas 27 minutos pasaré el primer punto de control, a partir del cual se puede comenzar a correr hacia la loma de Bailanderos. Se trata de un divertido recorrido en continuo sube y baja, donde saltamos piedras, esquivamos piornos y disfrutamos de un inmaculado cielo azul.


Llego al primer avituallamiento, que paso de largo puesto que llevo mi propio líquido, y continuo ascendiendo en dirección al Collado de la Zorra. Desde aquí se atraviesa una zona en falso llano donde podemos correr con cierto ritmo. Punto en el que coincido con Ricardo, tomamos un gel, y atacamos la ascensión a Cabezas de Hierro.

Entramos en terreno trillado en multitud de entrenamientos y, casi sin darme cuenta, estoy bajando hacia el collado de Valdemartín. Recuerdo los malos momentos que pasé aquí el año pasado y, sintiéndome con fuerzas renovadas, disfruto entre saltos y adelantamientos este descenso.


Llegada a Valdemartín, descenso rápido y divertido y última subida del día hacia la Bola del Mundo. Pasado el avituallamiento solo queda el descenso hacia el alberque Peñalara. Miro el reloj, todavía tengo 15 minutos para rebajar el tiempo que me había puesto como objetivo. Me lanzo a tumba abierta en un vertiginoso descenso en el que adelanto a una decena de corredores.

Ya estoy en el Puerto de Navacerrada, y espero con emoción el encuentro con Eva, Elena y Alejandro, que me esperan en el comienzo de la recta de meta para acompañarme en estos últimos metros. He conseguido bajar de 3 horas y he entrado en meta de la mano de mis dos enanos. ¿Se puede pedir algo más?


Qué maravilloso día de montaña, la meteorología inmejorable, magníficas sensaciones, objetivos cumplidos, y mis tres mejores entrenadores compartiendo conmigo estos momentos. Unas cervezas con Ricardo, Álvaro y familia, y nos retiramos a descansar y pensar en futuras citas montañeras.



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