MARATÓN DE MADRID 2013
Crónica de un sufrimiento anunciado
Allá por el mes de febrero decido comenzar un plan de entrenamiento específico para conseguir el ambicioso objetivo de acabar la maratón en un tiempo de 3 horas y
media. Pero por recomendación fisioterapeutica, abandono el entrenamiento específico, y por supuesto el objetivo de tiempo. Así que me presento en la línea de salida de
este Mapoma 2013 con bastantes horas acumuladas de bicicleta y esquí de montaña, pero con pocos kilómetros de carrera. Aún así, no me resisto a intentar alcanzar mi
objetivo, y salgo con esa idea en la cabeza.
El tiempo es fresco, quizá demasiado, pero los más de 25.000 corredores que nos hemos concentrado para realizar alguna de las tres carreras que se disputan al mismo
tiempo, hacen que no se pase excesivo frío esperando el momento de ponerse en marcha. Hasta el kilómetro 5 no consigo alcanzar mi supuesto ritmo de carrera, no sé si
por el gentío, o por que son en ligera subida y mis piernas todavía no han entrado en calor.
A partir de este punto, aún forzando algo más de lo debido, el ritmo se estabiliza por debajo de los 5 minutos el kilómetro. En momentos me cuesta mantenerlo, pero en
otros, como es el paso por la Puerta del Sol, que como en años anteriores es realmente emocionante, las sensaciones son magníficas. Y así hasta la entrada de la Casa
de Campo, donde voy atisbando lo que va a ser el fin de carrera.
En el kilómetro 27 esperaba encontrarme con Eva y los niños, pero no les ha dado tiempo a llegar, así que escrutando cada centímetro del arcén izquierdo, voy
intentando mantener la velocidad hasta que por fin les veo en el 32. Apenas son 30 segundos los que paro, pero mis ya doloridas piernas lo agradecen. Llevo tiempo
notando que no voy bien, pero hasta el kilómetro 33 he mantenido el ritmo en 5:03 minutos el kilómetro.
Pero se acaban las fuerzas, y todo el recorrido restante hasta El Retiro se convierte en una penitencia. Cada vez voy más despacio, tengo que andar cada vez más a
menudo, hasta que diviso el último kilómetro y me impongo el correr hasta el final. A unos 300 metros de la meta me esperan Alejandro y Elena, que tirarán de mi para
que consiga cruzar la meta en 3 horas y 53 minutos. Tiempo aunque esperado, algo decepcionante. El año que viene habrá que entrenar más y mejor.
Para haber preparado tan poco la carrera es más que meritorio no solo terminar sino hacerlo con la convicción de poder hacerlo mejor la próxima vez.
ResponderEliminarÁnimo.