CRONOESCALADA DE ESQUI ALPINISMO CERLER 2013. XIV MEMORIAL DEL RECUERDO.
Tras cuatro años de parón, se vuelve a celebrar esta prueba,
que en su versión original recorre la estación de Cerler desde su cota más baja
en El Molino, hasta su cota más alta en El Gallinero. Pero debido a las
condiciones meteorológicas, la organización decidió recortar la prueba y situar
la meta en el Cogulla recorriendo de esta manera 870 metros de desnivel
positivo.
A primera hora de la
tarde del viernes, Arturo y yo nos encontramos atacando las primeras palas que
ascienden desde El Molino, con un tiempo muy agradable que se irá estropeando a
medida que ascendemos hasta el Cogulla. Comprobamos el estado de la nieve, muy
húmeda en las partes más bajas, y polvo a partir de Cota 2000, por lo que
sufrimos la formación de zuecos en las focas. En esta subida coincidimos con un
compañero Vasco, que también ha venido unos días antes para reconocer el
terreno.
El sábado se levanta nevando intensamente, pero empujados
por la necesidad de comprobar si la cera que hemos aplicado en las focas
impedirá que se formen los zuecos, volvemos a realizar el mismo recorrido del
día anterior, esta vez acompañados por Ino y Miguel, que más tarde nos
invitarán a una deliciosa comida en su casa. Lamentablemente la cera no impide
que la nieve se acumule bajo nuestros esquís.
A última hora de la tarde bajamos a Benasque, donde
recogeremos los dorsales, disfrutaremos de la famosa cena de la pasta, nos darán las últimas instrucciones para la
carrera y se realizará el sorteo del orden de salida. Nos indican que hay un
cambio de itinerario, que se retrasa la hora de salida a las diez de la mañana,
y en el sorteo no salimos muy beneficiados. Nos toca salir en segunda y tercera
posición.
Media hora antes de comenzar ya nos encontramos calentando
en la zona de salida. Hace un estupendo día soleado y con viento en calma, pero
hay una gran acumulación de nieve, puesto que ha estado toda la noche nevando
con intensidad. Los nervios aumentan conforme se va acercando el momento, a la
vez que cada vez somos más los corredores que nos congregamos en la zona.
Llaman al primer corredor e indican que nos preparemos los
dos siguientes, yo en segunda posición y Arturo en tercera. Un minuto después
de que el primero haya salido, me toca a mí. Arranco todo lo rápido que puedo
y, antes de comenzar la primera pala ya he adelantado al corredor que me
precede. Ya no adelantaré a nadie más. Con cautela para no resbalar supero este
primer escollo, y enseguida abandonamos la comodidad de las pistas para
adentrarnos en el bosque.
Hay mucha nieve, pero los trazadores han hecho un gran
trabajo que nos permite avanzar con rapidez. Pero también es una zona muy
golosa para los snowboarders, que no quieren perderse una oportunidad como esta
y van rompiéndonos la huella. Arturo me alcanza antes de que pueda darme cuenta
y soy incapaz de seguirle. He comenzado tan fuerte que voy absolutamente
ahogado, y ni siquiera puedo intentarlo.
Me han adelantado 5 corredores, pero cuando alcanzamos la
pista Rovellons vuelvo a recuperar el aliento, consigo mantener un ritmo
constante y ya no me adelantará nadie más. Una vez pasado el avituallamiento de
Cota 2000, en el que no me paro ni un segundo, comienza una rampa continua de alrededor
de 400 metros desnivel. Al principio la huella es muy buena, pero hacia mitad
de la subida el viento sopla con fuerza, y es difícil seguirla. Más complicado
lo ha tenido Arturo, que al subir el primero ha tenido que volver a abrirla,
sobre todo en la última parte, donde la acumulación de nieve era importante.
Así que, tras una hora muy intensa ya veo el final muy
cerca, y cuando apenas quedan cien metros y haciendo el último esfuerzo, me
pongo a correr para cruzar la meta entre los ánimos de Arturo y los miembros de
la organización, que muy amablemente me ayudan a abrigarme y me ofrecen un
caldo caliente. La bajada es maravillosa, la pista recién pisada la estrenamos
nosotros encadenando un giro tras otro.
Así que, tras realizar los últimos trámites post carrera,
nos disponemos a disfrutar de una espectacular bajada por el Sarrau, para lo
cual nos volvemos a poner las focas y subimos otros 300 metros más. Una vez de
vuelta, y durante la comida que nos ofrece la organización, nos enteramos de
los resultados. Arturo ha quedado cuarto, a tan solo dos minutos del podio, y
yo octavo. Contentísimos con el
resultado volvemos a casa pensando en la próxima, el domingo que viene en
Madrid.
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